“Cruising” en contra de la prohibición
El “lowriding” o “cruising” es el arte de modificar autos antiguos para desfilarlos. Esta tradición ha durado años en muchas comunidades chicanes de California. Hasta hace poco, esta comunidad, así como muchas lideradas por minorías raciales, fue atacada por el gobierno.
Hasta el 2023, el Código de Vehículos de California prohibió el lowriding a menos que se llevara a cabo en áreas y lugares designados. A pesar de esto, miembros de la comunidad se han esforzado para mantener la tradición viva y, hace menos de dos años, lograron legalizar el lowriding.
Líderes de la comunidad como Elizabeth Gómez se esfuerzan en difundir esta larga tradición.
Gómez y el resto de su club de autos “East Side Bombs” presentaron un evento comunitario de lowriding gratuito en Lincoln Heights el 13 de abril del 2025. Con la ayuda de fondos que recaudaron en eventos pasados, rifaron regalos como patinetas y canastas de Pascua a familias que llegaron a ver el desfile de carros decorados.
Recientemente, una exhibición de lowriding en el Peterson Automotive Museum de Los Ángeles, presentada por Denise Sandoval, le introdujo esta subcultura a un público más grande.
El lowriding empezó alrededor de los 1940s. Muchos chicanes que se habían mudado recientemente al sur de California encontraron una pasión en común por modificar autos, abriéndole paso a desfiles en todo el estado. Estos eventos han sobrevivido con el paso de los años.
Alberto Vásquez, miembro del club “True Pride” de Los Ángeles, lleva casi 30 años modificando autos. Llevó su GMC Suburban de 1963 color beige al evento de Gómez.
“Me sacó de la calle, andaba en malos pasos y dije ‘tengo que concentrarme en otra cosa mejor’”, dijo Vásquez. “Saca a gente que está involucrada en cosas malas para hacer algo bueno, y eso es bueno para la comunidad”.
El gobierno de Estados Unidos asoció comunidades chicanes con la actividad pandillera violenta. Por esto empezaron a prohibir múltiples actividades y eventos chicanes. El lowriding fue prohibido en 1988 en la sección 24008 del Código de Vehículos de California.
Muchos argumentan que esto fue el resultado de la persecución injusta de minorías. Como Lorraine Quiñonez, líder del grupo activista del este de Los Ángeles, “Cruising Is Not a Crime” (El Cruising No Es Un Crimen).
“Nosotros pensamos que siempre se ha asociado desde una mentalidad racista”, dijo Quiñonez. “En cuanto hay un grupo de minorías, o tu comunidad de gente de color haciendo algo y juntándose, asumen que están haciendo algo malo”.
El gobierno dijo que el lowriding era demasiado obstructivo para la gente común. El lowriding también fue asociado por las autoridades con violencia pandillera que afecta a miles de latines en California.
“Empezamos a trabajar para quitar la prohibición a nivel local, y sorpresa, mientras investigaba descubrí que otras también peleaban en otras áreas, como San José, Modesto y Sacramento”, explicó Quiñonez. “Creamos un consejo y fue exitoso, y una resolución salió de esto”.
La diputada de San Fernando Luz Rivas introdujo el cruising bill ACR 176 en 2022 con la intención de legalizar el cruising. Con la ayuda de patrocinadores y representantes como el legislador David Álvarez y su Assembly Bill 436, se exigió suficiente demanda por la legalización del cruising hasta que se logró y se puso en efecto el primero de enero del 2024.
Ahora, miembros de la comunidad han conducido más eventos de lowriding sin preocuparse tanto por la intervención policiaca, pero algunos siguen preocupados por la percepción pública.
En Lincoln Heights, dos hombres se sentaron detrás de sus carros antiguos en una carpa designada a su grupo Dino’s Bomb Squad. Carlos “Regular Carlos” Rodríguez, de 38 años, empezó a involucrarse en el lowriding desde los 15. Sentado junto a él estaba Antonio Torres, de 88 años, quien lleva paseando carros desde 1953.
“Regresamos a la comunidad, y eso no se ve por la comunidad que no sabe de esta onda; lo malo que ven es lo que se le queda a uno en la mente”, dijo Rodríguez. “No ven que, como ahorita, hay muchas personas de diferentes vecindades, y con los carros estamos unidos”.
“Nos juzgan, pero aquí puedes ver a toda la gente contenta, hay gente de todas partes y estamos calmados”, agregó Torres, mientras apuntaba hacia las familias que tomaban fotos de los autos.
Ambos creen que, al regresar a la comunidad con eventos como el de Gómez, han logrado demostrar el impacto que los lowriders pueden tener en su comunidad. Esto se lo atribuyen al éxito de legalizar esta práctica.
“Se requiere una comunidad para lograr las cosas”, dijo Quiñonez. “Igual que la legislación que se pasó, no fue solo un grupo o una persona. Todos nosotros trabajando juntos podemos hacer grandes cambios.”
