La pasión fuera del ring
Liz Parr enseña a sus estudiantes con buen conocimiento y bastante autoridad. Su dedicación al deporte la ha hecho una de las más respetadas boxeadoras en Long Beach. Foto por Noah Quezada
Mientras maneja en Anaheim Street en Long Beach, California, podría pasar un tesoro escondido. No es un restaurante de una persona influyente o una tienda de moda con luces brillantes. Guv’nors Boxing Club es un gimnasio de boxeo en un estilo viejo, con la pasión y determinación de su dueña, Elizabeth Parr. Una latina de la ciudad de South Gate, California, ella explicó que sus primeras memorias de boxeo fueron cuando ella estaba chiquita y su padre siendo una gran influencia.
Describiendo su viaje, Parr quería ser una boxeadora en los Olímpicos, más que una boxeadora profesional, pero en ese momento no había una categoría femenina para el boxeo olímpico. “Hice boxeo por un momento, y fui profesional… Cuando terminé, tenía que hacer algo con eso. No podría dejar todos los años en la basura”, Parr explicó.
Ella describió cómo fue al entrenamiento personal, y después cómo hizo la transición al entrenamiento de boxeo. Después de una temporada pequeña en un gimnasio de kickboxing en Nueva York, sus compañeros recomendaron la idea de cómo enseñar a una persona típica cómo pelear. “Regresé a Los Ángeles, y luego empecé a aprender cómo enseñar clases un poco más con una mejor idea de cómo hacerlo”, dijo Parr. Después de unos años con amigos hablando sobre la idea de abrir su propio gimnasio, finalmente lo hizo.
Lis Parr es más que una boxeadora y entrenadora. Aquí, se ve junto con su hija mientras ven por la ventana a la ciudad. Foto por Noah Quezada
Cuando se le preguntó sobre abrir un gimnasio en Long Beach, ella explicó, “La ciudad es tan grande. Es tan grande, y había suficiente espacio para todos. Cuando vení a la ciudad de Long Beach, creé un baso de gente que quería entrenar conmigo”. Luego, ella describió el amor que tenía cuando encontró el lugar, diciendo, “Juro que le visto en un sueño”.
Pero, no fue mucho tiempo después de la apertura de Guv’nors cuando comenzaron los problemas de la pandemia de coronavirus. “No hay nada que podría prepararte para la pandemia”, ella explicó, “y los gimnasios eran los últimos que podían abrir, entonces estuvimos cerrados por un año”.
Parr reclamó que estaba sentada para la mayoría de la pandemia en un estado de conmoción y desesperación, y vio el rechazo de su negocio. No había nada que podría hacer a menos de esperar para el regreso de negocios normal. Desafortunadamente, toda la paz que se regresó desde la pandemia fue interrumpida por la actividad de ICE, la agencia de inmigración y de seguridad.
Guantes de boxeo pueden ser vistos en cada esquina del gimnasio en diferentes estilos y colores. Foto por Noah Quezada
Durante los tiempos difíciles, encuentra lo bueno en su trabajo. Si es entrenando con sus estudiantes con necesidades especiales o llevando sus boxeadores a otras partes del país, tiene orgullo en cada logro. “Sin duda, los niños que compiten, cuando lo ganan o pierden, tengo mucho orgullo, o entrenando con un joven con necesidades especiales”, ella dijo.
Una de las características más definitivas de Parr es que tiene un gimnasio exitoso en un deporte que típicamente tiene más hombres que mujeres. Tenía compañeros en el boxeo en los dos lados. “Yo tenía compañeros que estuvieron en el deporte por muchos años y son muy amables conmigo y querían ayudarme… y también hay tiempos cuando tengo hombres que no estuvieron en el boxeo por mucho tiempo y son extraños”, ella explicó. Nada de negatividad la obstruyó de su meta de ser una entrenadora que la gente y sus estudiantes respeten.
Después de hablar con uno de sus estudiantes, Abraham Mendoza, camina de cada lección con un sentimiento mejor en su salud. Le explicó, “Me encanta venir aquí porque me ayuda con mi defensa y mi mentalidad, y también es una manera en que puedo hacer ejercicio y mantener mi salud”. Describió la gratitud que tiene para Parr y la manera en que enseña y cómo socializa.
Otro boxeador del que Parr tiene orgullo es Keanu Albano, un boxeador de 20 años que va a Tulsa, Okla. para un torneo nacional. “Estoy muy emocionado. Tengo seis peleas, sería difícil, pero creo que estoy listo”, explicó.
Parr dice que su gimnasio es para todos e invita a todos a que vengan y experimenten una lección de boxeo gratis.
Traducido por Dulce Galvez
